ALBUQUERQUE, Nuevo México- La Universidad de Nuevo México (UNM) recibió una subvención federal de 2.5 millones de dólares destinada a reforzar y expandir su programa de medicina de calle, un modelo que lleva atención médica directamente a las personas sin hogar en Albuquerque y comunidades rurales del estado. La iniciativa busca atender a pacientes que enfrentan barreras significativas para acceder a servicios de salud tradicionales.
El financiamiento, vigente por cinco años, permitirá entrenar a residentes de atención primaria en intervenciones médicas realizadas directamente en la calle. La capacitación se impartirá desde Shiprock, a través del Servicio de Salud Indígena , hasta los programas de medicina interna y medicina familiar de UNM.
Este modelo se centra en construir relaciones de confianza con pacientes que, debido a su situación de vida, presentan mayor riesgo de enfermedades no diagnosticadas o condiciones crónicas no tratadas. Para muchos, recibir atención médica en la calle representa su única oportunidad real de recibir cuidado. La doctora Sara Doorley, del Departamento de Medicina Interna de la UNM, explicó:
“Sabemos que gente que no tiene una casa sufre problemas de enfermedades muy graves. Entonces esta práctica de medicina por calle es una forma para proveer servicios muy importantes para la gente que sufre de más en nuestra comunidad.”
La propuesta fue desarrollada por la doctora Janet Page-Reeves, directora de investigación de la Oficina de Salud Comunitaria, junto a líderes de programas de medicina de calle en la región Navajo y Albuquerque. Esta subvención es la primera de su tipo en el estado y permitirá duplicar el número de residentes que participarán en el programa. También se evaluará qué intervenciones resultan más efectivas para reducir hospitalizaciones y mejorar la calidad de vida de pacientes sin hogar.
El financiamiento también fortalecerá equipos móviles interdisciplinarios, integrados por médicos, asistentes médicos, enfermeros practicantes, trabajadores comunitarios y estudiantes de ciencias de la salud. Estos equipos acuden a campamentos, refugios y zonas donde vive la población sin hogar para ofrecer servicios que van desde curaciones básicas hasta el manejo de enfermedades crónicas.
Doorley destacó la importancia del enlace con otras agencias de la ciudad para atender emergencias:
“Hay gente que tiene enfermedades demasiado serias y necesita un hospital o una sala de emergencia. Nosotros estamos conectados con Albuquerque Community Safety y podemos solicitar transporte o 911 para traslado al hospital, pero siempre estamos tratando de ayudar en tiempo.”
En Albuquerque, el equipo médico móvil del Centro de Salud Inclusiva , conocido como el programa de medicina de calle, es operado por la División de Medicina Interna General de UNM. Doorley enfatizó que la subvención permitirá ampliar la capacidad del equipo:
“Con este “grant” vamos a tener más capacidad; entonces vamos a tener más estudiantes en nuestro equipo en los años que vienen, y ellos van a tener la oportunidad para aprender este tipo de medicina, medicina de calle.”
Este modelo redefine la práctica médica tradicional al llevar el cuidado a los pacientes, en lugar de esperar que ellos acudan a un hospital. La iniciativa refuerza la misión de UNM de reducir inequidades en salud y acercar atención vital a quienes enfrentan los mayores obstáculos para obtenerla.


