
WASHIGNTON, D.C. – El presidente Donald Trump menciono el día lunes 20 de enero en la Oficina Oval que su administración planea imponer una tarifa del 25% a sus vecinos fronterizos Canadá y México para el primer día de febrero.
Este cambio podría afectar los acuerdos que involucran al T-MEC, pero, especificamente a los consumidores estadounidenses.
Como candidato, Trump propuso varias ordenes ejecutivas para subir las tarifas al 20% para importaciones de todos los paises, con un 25% de impuestos a México y Canadá así mismo estaría implementando un 60% de tarifas a China.
Trump estaría usando esto como tactica de negociacion con otros paises, como con Dinamarca para conseguir el control de Greolandia.
El día Lunes en la ceremonía de firmas en la Oficina Oval se le pregunto por las tarifas a China, a lo que Trump respondio que las tarifas implementadas en su primer mandato siguieron bajo la presidencia de Joe Biden.
La acción ejecutiva firmada el lunes instruyó a los secretarios de Comercio y del Tesoro, así como al Representante Comercial de los Estados Unidos, a investigar las causas de los déficits comerciales de Estados Unidos con naciones extranjeras, determinar cómo construir un “Servicio de Ingresos Externos” para recaudar aranceles, identificar prácticas comerciales desleales y revisar los acuerdos comerciales existentes en busca de posibles mejoras.
También instruye a las agencias gubernamentales a evaluar el impacto del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), firmado por Trump durante su primer mandato, sobre los trabajadores y las empresas estadounidenses, y a analizar si Estados Unidos debería seguir participando en el acuerdo comercial. La directiva de Trump también pide a las agencias que analicen si una política comercial estadounidense más estricta podría frenar eficazmente el flujo de fentanilo y migrantes indocumentados hacia el país.
“La política comercial ‘America First’ beneficia a los estadounidenses y es lo que merecen”, decía la acción ejecutiva de Trump. “Por lo tanto, estoy estableciendo una política comercial sólida y revitalizada que promueve la inversión y la productividad, mejora las ventajas industriales y tecnológicas de nuestra nación, defiende nuestra seguridad económica y nacional, y — por encima de todo — beneficia a los trabajadores, fabricantes, agricultores, ganaderos, emprendedores y empresas estadounidenses.”

